El pequeño Leo Da Vinci

El pequeño Leo Da Vinci

Christian Gálvez, Marina G. Torrús (autores), Paul Urkijo Alijo (ilustrador). El pequeño Leo Da Vinci. Alfagurara. 2015

 leo

Las aventuras de Leo Da Vinci son las de una pandilla de amigos que se lo pasan bomba.

A lo largo de los cuatro volúmenes conoceremos un poco más del pequeño Leo, que como su nombre indica es un genio en potencia. Y, de todos sus amigos, que como a él conocemos en cierta manera.

Sus autores han querido actualizar nombres como Leonardo Da Vinci, Rafael, Boticelli, …propios del Renacimiento italiano y convertirlos en niños para vivir asombrosas aventuras salidas de la imaginación y el ingenio de sus protagonistas.

Cada libro nos presenta inicialmente a todos los personajes en un mural con sus caras y nos introduce en la historia con un mapa de la situación donde se van a desarrollar todas ellas. A partir de estos únicos momentos estáticos en la obra directamente entra en acción. La dinámica de cada historia viene reflejada principalmente mediante diálogos donde se suceden de manera continua las aventuras de todos ellos. Utiliza un lenguaje cercano y coloquial con expresiones muy habituales cuando se está en familia o entre amigos. Con un estilo muy cinematográfico, haciendo alusión a varias películas de aventuras, nos introduce en el imaginario fantástico. Así, la pared de ladrillos a semejanza del Callejón Diagón de Harry Potter o incluso la hábil y ágil manera de descender para recuperar la armadura al estilo Misión Imposible. Igual, sucede con parte de la cultura que todos nosotros tenemos, siempre que seas de la generación de los 80, aproximadamente. Así, con canciones de famosos grupos de rock implicados en el primer tomo en el campeonato de fútbol o en el cuarto tomo en el concierto de su amigo. Utiliza este tipo de recursos, principalmente, para acercarse al lector y motivar la lectura de la obra.

La manera en que introduce las distintas aventuras, dentro de una misma, general, es bastante acertada. Esto le da pie a completar cada aventura y a mostrar los inventos de Leo como parte de la solución a los problemas que surgen y que, por tanto, salvarán la situación. Para crear ideas realiza inferencias con situaciones que aparecen durante la obra, van y vienen, confluyendo en algún punto y uniendo cada pequeña aventura en una sola de una manera espectacular. La unas se alimentan de las otras y esto es sólo el principio.

En el primer tomo, y con un divertido, paso por la geografía italiana, en plan artístico, la pandilla busca en esta primera aventura vencer en el partido de fútbol que se disputan. Todo, porque la abuela de Leo ha gafado su punto fuerte en la competición.

La 2º parte trata del robo del cuadro de lisa, donde utiliza la coincidencia para introducir la vivencia escolar, la posición de padres y tutores frente a ello y, como Leo, a pesar de todo, sigue con su desbordante imaginación siendo capaz de vivir aventuras dentro de la rutina. También es un relato muy dinámico plagado de diálogos que aceleran la lectura. Aparecen nuevos personajes que ya nos adelantaban en el muro inicial, como es su tío, el aventurero y con él una nueva figura de apoyo que demuestra lo importante que son  todos aquellos que rodean a los niños para forjar su personalidad. En esta ocasión llegan a Pisa y aparecen sus leales mascotas: Spaghetto y Macaroni. Las ilustraciones intercaladas muestran los momentos más cómicos e imaginativos de la aventura y la tónica detectivesca sigue presente en este 2º tomo. La atención está asegurada. Alusiones nuevamente a grupos musicales de más actualidad como los Two Directions o Kathy de Medicis. En las actividades finales aparece en primer lugar un Pasapalabra ¡QUÉ MENOS!. El resto de actividades a cada cual más creativa que la anterior.

EL 3º va sobre piratas, fantasmas, secuestros, personajes entrañables como Yayo y algún famoso descubridor que nos dará alguna que otra lección fundamental. De nuevo la abuela con su apabullante personalidad y muchas ganas de divertirse.

La 4º parte se desarrolla en Venecia, y con ella sus famosos  carnavales que pondrán a prueba a nuestros protagonistas una vez más. También aquí se hace presente intereses propios del autor como es el rock con canciones de famosos grupos que todos conocemos. En esta ocasión, las actividades finales nos dan la opción de crear nuestros propio mini teatro.

A lo largo de toda la obra abundan las onomatopeyas que le dan agilidad y dinamismo y cierto carácter cómico. Lo que podría haber sido un cómic se ha convertido en una especie de novela juvenil.

Las ilustraciones son perfectas para este tipo de actividad literaria. Los formatos cambian en ocasiones, la fuente se torna en colores cuando introduce canciones o retahílas para fijar la atención sobre ella. Todo ello de una manera muy suave, sin estridencias.

Al final de cada volumen y tras una especia de moraleja final aparecen varias actividades o pasatiempos didácticos que recuerdan que aprender es divertido.

Queda claro que su intento por gustar a lectores de todas las edades ha pasado por introducir elementos propios de varias generaciones en las que todos puedan confluir y sentirse identificados.

Buen recurso lector para el verano porque además de lectura contiene actividades divertidas.