Nonsense
Edward Lear: Nonsense, trad. de Ángel Mª Fernández y Elvira Valgañón. Logroño: Pepitas de Calabaza, 2014. 282 pp.
Hablamos siempre de él. Todos le citamos: ¡el creador del sinsentido (nonsense) en la literatura infantil! ¡El antecedente de muchas de las propuestas «absurdistas» de Lewis Carroll! ¡El que abrió la veta de la fantasía por la fantasía para la imaginación de los niños! Aquí, en España, ha sido poco conocido, y aún.
Había un hombre anciano de Triana
que bailaba con un ave sevillanas;
unos le dijeron: «No es muy cuerdo
darle alas a este cuervo»,
y molieron al anciano de Triana. (p. 96)
Ya iba siendo hora de una edición completa de los poemas de Edward Lear. Los llamamos limericks por metonimia de su forma métrica, que el autor consolidó: poemas de 5 versos, rimados AAbbA, con la última palabra del poema igual a la última palabra del primer verso. ¿Son poemas para niños? Hmmm… Desde luego son poemas divertidos, que enganchan con el humor infantil (tal y como lo describió Chukovsky) porque no tienen ni pies ni cabeza, o tienen la cabeza en los pies y los pies en la cabeza, como el monigote de la portada. La labor de los traductores es encomiable, pues resulta verdaderamente difícil traducir los juegos de palabras y mantener la rima de las frecuentes toponimias. Qué caray, es una forma métrica bastante inmanejable en español, lengua en la que, a nuestro juicio, apenas ha dado afortunados intentos en María Elena Walsh (¡oh, aquella nenita en Tacuarí!…). Personalmente, las mejores traducciones que yo he encontrado de Lear son las de «Seikilos», publicadas parcialmente sin patrocinio editorial en esta web, pues conservan mejor la métrica, sin perder la gracia, siguiendo criterios de César Aira.
El contenido del Book of Nonsense, y el resto de nonsenses de Lear que incluye la edición que comentamos, entronca irónicamente con la literatura emblemática de educación de príncipes (pensamos, mutatis mutandi, en los Emblemata de Alciato); y de forma más cercana con toda la literatura popular de chapbooks y ephemera, lo que en España serían estampas, aleluyas, aucas, etc.: imágenes que representan escenas, con un texto rimado alusivo. Porque aunque lo que ha dado carta de inclusión obligada a Lear en las historias de la literatura infantil son sus textos, no hay que olvidar que cada uno de los poemas nonsense que escribió está ilustrado con una escena, del propio autor. Sí, pues él fue un pintor paisajista, y dibujante empedernido (y músico, y viajero…). Esta edición de sus poemas incluye no solo el texto bilingüe, sino los dibujos originales del autor, lo cual es un gran acierto. El formato cuadrado del volumen, manejable, es muy simpaticote.
Celebremos esta edición, y disfrutemos de los mundos fantásticos que el autor nos propuso, dentro de nuestro propio mundo, con su mirada única:
Había un anciano en Mileto
delgado como un esqueleto;
hasta que una vez, sin querer,
lo pusieron en la masa de un pastel,
y hornearon al anciano de Mileto. (p. 111)