La señora de los libros

La señora de los libros

Heather Henson (Autora), David Small (Ilustrador). La señora de los libros. Barcelona: Editorial Juventud, 2018, 40 pp.

Es esta una historia emotiva y cautivadora. Pero, ¡empecemos por el final! Por allá donde termina el cuento. Donde la ilustración, carente ya de palabras, obsequia aun alguna escena ofreciendo un final abierto. Es allá donde coloca la autora la nota que nos pone en situación.

Este título está inspirado en una historia real, la de las conocidas como Las señoras de los libros en los Apalaches de Kentucky. Valientes e indomables bibliotecarias a caballo, que cada dos semanas acercaban libros a aquellas zonas aisladas sin acceso alguno a bibliotecas. El sueldo no era gran cosa, pero la dedicación y el orgullo por su trabajo (junto al amor que les presuponemos hacia los libros) fueron suficiente aliciente para cumplir puntualmente con su labor. A pesar de las inclemencias del tiempo. Haciendo frente a las dificultades de unos caminos que a menudo no eran más que lechos de riachuelos.

Cal vive junto a su familia en las altas tierras de la montaña. Allí, cerca del cielo, la vida es dura y este chico ayuda a su padre en todo lo que puede. Ara, se encarga de los animales, repara cercas, recoge frutos silvestres. Él, que no sabe ni leer, que sitúa en el trabajo el sentido de la vida, no entiende la pasión de su hermana por algo tan poco productivo como la lectura. Y entiende menos aun a esa señora de los libros que recorre un camino tan largo, un viaje tan poco agradecido, únicamente para traer unos libros. ¡A un lugar donde solamente lee una persona!

El álbum ofrece un magnífico abanico de emociones, un viaje a través de los sentimientos de Cal. Vemos la ruda mirada hacia su hermana, su abatimiento al no serle reconocida su absoluta dedicación al trabajo, su indiferencia hacia el mundo de las letras y un detalle que provocará un cambio de actitud.

La ilustración va recreando y enriqueciendo los acontecimientos de la narración. Escenas que parecen pintadas con acuarela, dibujan el contorno de las figuras con plumilla o carboncillo, elementos que lo marcan de forma irregular y, a veces, no uniforme. Además, el juego de luces y sombras crean auras que, envolviendo los contornos de los protagonistas, dan mayor peso e  intensidad al plano emocional de la historia.

Texto e imagen aparecen diferenciados. Las láminas muestran las escenas reservando un espacio, resaltado en otro color, para el texto. La disociación de los elementos ralentiza la lectura. La narración adquiere una pausa que facilita el transmitir lo emotivo de la historia. La emoción va calando en el lector, a través de estas páginas repletas de detalles, en una narración donde la mayor de las recompensas se encierra en los más mínimos gestos. Una mirada cómplice. El susurro de las palabras contenidas en una página cualquiera. O, una simple sonrisa.

La señora de los libros es un magnífico homenaje a aquellas  mujeres decididas. Un emotivo álbum ilustrado que extiende el homenaje a todos los mediadores, y a la literatura en general. Un bellísimo libro que nos recuerda que leer no sirve para nada… y sirve para todo.