La tribu que apesta

Elise Gravel (autora) y Magali Le Huche (ilustradora): La tribu que apesta. Valencia: Litera, 2018, 28 pp.

¿Niños viviendo solos al otro lado de la montaña? ¿Niños cuyas mascotas son zorros o culebras? ¿Niños que no se lavan… nunca? ¿Niños que se mandan a sí mismos y que se autogestionan? Estamos ante un álbum ilustrado muy libre, de resonancias rousseaunianas, que plantea un mundo idílico como utopía de la infancia. Nos cuenta esto: un grupo de niños vive sin ataduras en el bosque, sin más preocupación que escapar de los intentos de los adultos por atraparlos y meterlos en «la civilización», hasta que un día… estos apestosos niños tendrán que intentar salir airosos de la última amenaza: la directora del orfanato ha construido una lavadora súper gigante y tratará de que caigan en la trampa.

Al margen de la dicotomía buenos/malos, niños/adultos (las cosas hay que simplificarlas en primera instancia para distinguirlas bien, y luego entramos en matices) el libro parece un buen alegato a favor de una educación más libre y no directiva. Los niños encuentran soluciones ingeniosas a los problemas de la supervivencia y la existencia, y lo hacen por sí mismos, a su manera, sin prejuicios heredados. Esa oposición niños/adultos se exhibe con algún guiño a que pueda ser también una diferenciación ideológica válida dentro del mundo adulto: en la ilustración final, la protagonista victoriosa monta un pony decorado ¡con símbolos anarquistas! También puede haber política en la literatura infantil; en el fondo no hay nada (ni en la literatura ni fuera de ella) ideológicamente neutro.

Es valiente y es necesario cuestionar las ideas que recibimos… incluso aunque sea para ratificar la misma idea de partida. No en vano, los niños de la historia también crearán un cuarto de baño en el bosque (aunque reciclarán sus residuos), pescarán en el río (aunque aprovecharán las flores silvestres), jugarán al fútbol (aunque con balones «ecológicos»), y vivirán en casas (en los árboles). Es decir, las soluciones pueden estar a solo un giro de tuerca con cada generación, si dejamos a las nuevas generaciones el espacio ideológico suficiente para dar ese giro.

En el libro los niños están desnudos. Sí, se ven pitos y vulvas. Algo así ha logrado que en Estados Unidos no se comercialice este libro. Hay que recordar que en en las televisiones de Estados Unidos los documentales sobre tribus del Amazonas pixelan las «partes no cubiertas». Nos alegramos de no vivir en Estados Unidos. Nos alegramos de que existan obras como esta y editoriales que las publican.

La autora, Élise Gravel, se atreve con temáticas difíciles, y (según lo que se dice de ella) trabaja con el objetivo de eliminar los clichés que caen sobre los niños. Merece la pena ver las planchas que publica en su blog.

¡Ojo! Pese a estas reflexiones tan serias por nuestra parte (perdónennos, es que a veces nos salimos del foco) el libro es altamente divertido. Léanlo relajados, déjense conquistar por las utopías soñadas, no juzguen (y no serán juzgados). A los niños les encantará todo lo que se cuenta en el texto y en las ilustraciones. Nos ha querido recordar mucho a los argumentos de Roald Dahl, sobre todo en el tratamiento de los personajes adultos, y esto ya es suficiente como para que cualquiera de ustedes sepa que estamos ante un libro memorable.

Son muy dinámicos y expresivos los dibujos de la ilustradora, y se combinan a veces viñetas con doblepáginas y disposiciones de texto/imagen para todos los gustos. El ritmo visual del libro, así, resulta muy ágil. Le pondremos un pero a la tipografía, que al querer parecerse a una cursiva ligada infantil más desenfadada, complica la lectura por la dificultad de ver unos diminutos signos de puntuación.

Recomendamos vivamente este libro para las familias dispuestas a soltarse la melena, para los que son llamados hippies por sus suegros, para los que gozan de alusiones ecologistas y banderillazos al sistema educativo, para los niños criados con valores de hoy y para los que cuestionarían todo (hasta un libro como este y… hasta una reseña como esta).