El libro

El libro

Marije Tolman y Ronald Tolman: El libro. Buenos Aires: Adriana Hidalgo Editora (Pípala), 2017, 

 

Un libro que habla de libros, ¡el metalibro! Bueno, más bien habla de lectura, de la magia del acto lector. La portada ya deja entrever el protagonismo de ese cachivache lleno de páginas, cuando nos muestra a un elefantillo la mar de contento, con un manuscrito amarillo sujeto en su trompa que va leyendo con mucha concentración; una comitiva de pingüinos le sigue en fila india y, todos ellos, van directos a un buen chapuzón en un mar gélido. Bueno, vamos a abrir nuestra obra y a ver dónde acabamos nosotros.

Marije Tolman y Ronald Tolman son viejos conocidos de estos lares y ya reseñamos su obra La isla tras habernos enamorado también de La casa del árbol. Son artistas del comunicar sin texto, no hay una sola palabra en toda la obra. Pero las historias fluyen, vuelan y conquistan las páginas sin necesidad de verbo. El protagonista, nuestro dichoso elefante lector, se ve rodeado por lo que parece una bandada de pájaros muy especial, ya que todos ellos tienen cubiertas y lomos, para entendernos. Resulta que se hace con uno de ellos y ahí empieza la hecatombe.

El elefante empieza a leer enseguida y no suelta su tesoro hasta la última hoja, donde lo coloca en una estantería (y, seamos sinceros, tiene toda la pinta de que va a hacerse con un nuevo ejemplar en cuanto cerremos la tapa). Por el camino… qué les voy a contar. Un festival de imaginación, de mundos que aparecen a sus pies, que le rodean, que le engullen; o quizás el que los engulle es él porque la frontera entre fantasía y realidad ni está ni se la espera. ¿Qué es cierto y qué está surgiendo de las líneas que lee nuestro protagonista? Una pregunta que no tiene respuesta y tampoco la necesita.

Se trata de un canto a la imaginación, a la literatura como disparadora de la fantasía, de la creación de mundos. El elefante lector no solo recorre las hojas totalmente absorto en las páginas de su alhaja particular, sino que se convierte casi en un mesías que va difundiendo el mensaje allá donde va. Los animalillos a su alrededor caen en el agujero negro del ansia de tener un libro entre manos y, poco a poco, van apareciendo nuevos conversos que caminan con la nariz entre páginas.

Adelante, amigos, déjense convertir.