¡Malacatú!
María Pascual de la Torre: ¡Malacatú! Barcelona: A buen paso, 2018, 44 pp.
El Cabildo de Gran Canaria, a través de la Biblioteca Insular y con la colaboración de la editorial A Buen Paso, convoca cada año el Concurso Internacional de Álbum Ilustrado. Hoy traigo la obra ganadora de la VIII edición, ¡Malacatú!, y voy a tratar de hacerle justicia con mis palabras pero aviso desde el principio: corran a su biblioteca o librería de confianza y échenle un vistazo. Este libro tienen que verlo.
La portada promete una historia llena de energías que chocan unas contra otras. Niño y madre de perfil, enfrentados, armados con pasta de dientes y cepillo respectivamente, y con cara de haber agotado hace tiempo cualquier posibilidad de diálogo amistoso. El fondo amarillo vibrante, salteado de estrellas (o estallidos), no anticipa precisamente una bucólica escena familiar. La guarda inicial nos sitúa en lo que será el campo de batalla y nos muestra al personaje más joven cargando con un batallón de juguetes y llevándolos a la cocina. Pareciera casi como si estuviera preparándose para desplegar su ejército, sabiendo que se avecina marejada. Estamos en la antesala de la historia, pero esta guarda inicial ya nos fuerza a abrir bien los ojos y comenzar a fijarnos en el sinfín de detalles que pueblan las hojas.
Cuando nos adentramos en la obra, la primera doble-página nos muestra una escena de tremenda tensión silenciosa con madre e hijo en la cocina: la primera con los brazos cruzados, enfadada hasta la médula, y el segundo con actitud desafiante y sin gana ninguna de volver al redil. Ellos ocupan el centro del papel, pero alrededor se despliega un cosmos de miniescenas en las que otros personajes libran sus propias batallas y convierten el fondo en un wimmelbuch (o wimmelbook en inglés): obras sin palabras en las que un sinfín de pequeñas tramas narrativas se entremezclan creando imágenes abarrotadas de detalles y personajes.
Al pasar la hoja, se desata la furia y el niño y la mujer intercambian reproches e insultos de lo más variopinto (plasta de dientes, animal de bellota, carajaula o chorlito carambolo, entre otras delicadezas). Además, lo hacen con mucho arte poético, con rimas, aliteraciones y demás armas lingüísticas, y culminan cada uno de sus ataques con un mágico ¡Fi! ¡Fa! ¡Fu! ¡Malacatú! Esas palabras tornan las enfadadas voces en conjuros que transforman al adversario y hacen que combatientes y lector se monden de risa. Además, mientras tanto, en segundo plano siguen avanzando el resto de tramas narrativas, con los juguetes luchando entre ellos, un gato haciendo de las suyas por la cocina, y las ollas y cazuelas soltando olorosos efluvios gastronómicos.
Tarumba, tarumbijo, sipilitrijo
Rey del despiste, cabeza de alpiste
Te embabias, rembabias, sipilibabias
¡Cuidado! ¡Que te caes! ¡Te caíste!
Frita, refrita, sipilifrita
¡Punto! ¡Fin del chiste!
Chorlito carambolo
¡¡CHORLITO CARAMBOLO!!
¡Fi! ¡Fa! ¡Fu! ¡Malacatú!
La ilustración es, sencillamente, maravillosa y combina con pericia narrativa colores saturados e insaturados, elementos en blanco y negro con estallidos de color y nubes de acuarela. La multitud de detalles invita a perderse en las páginas, a leer cada vez una historia diferente y a pasar las hojas hacia delante y hacia atrás en busca de los cambios de cada una de las escenas. El conflicto entre madre e hijo permite al lector reflexionar, unirse a las hostilidades o disfrutar del toque humorístico que acompaña cada embestida, que cada cual elija.
Lo dicho, vayan a la librería o a la biblioteca y disfruten tranquilamente de esta maravilla que nos brinda María Pascual de la Torre.