El monstruo de colores kamishibai

Anna Llenas (autora e ilustradora): El monstruo de colores Kamishibai. Editorial Flamboyant, 2019, 44 pp.

 

En el año 2012 la editorial Flamboyant nos sorprendió con una revolucionaria e innovadora historia, El Monstruo de Colores, que a pesar de su breve recorrido ya se ha convertido en un referente para familias y escuelas a la hora de acercar el tema de los sentimientos y emociones a los más pequeños. Dos años después de la presentación del álbum ilustrado nos presentaron una divertida y visual versión pop-up del mismo cuento, y para estas fiestas nos han sorprendido con una imaginativa e innovadora versión Kamishibai de este mismo relato.

El protagonista de esta historia es un pequeño monstruo que un día se levanta muy confundido porque no sabe que le pasa. Por suerte para él, su amiga le explica su problema, se le han revuelto todas las emociones y para solucionar este problema tiene que identificar esas emociones y asociarlas a diferentes colores para poder clasificarlas y ordenarlas en diferentes botecitos.

La autora, Anna Llenas, empela un lenguaje sencillo y claro con vocabulario cotidiano y diversos ejemplos, que facilitan la comprensión de la historia para los lectores más pequeños. La estructura del cuento es clásica y sencilla con introducción, nudo y desenlace claramente identificables al mismo tiempo que presentar de forma amigable y cercana a los protagonistas facilitando la conexión de los lectores con estos.

Al tratarse de dos personajes afables, un monstruo amigable que presenta el típico problema de confusión con los sentimientos, que en algún momento de su vida han experimentado los mismísimos lectores, y una niña que en está ocasión juega el rol del adulto, regañando, explicando y ayudando al monstruo; los lectores se sienten fácilmente identificados con los personajes incrementando su interés en la evolución del relato.

El tema principal del cuento son las emociones y cómo estas, de manera generalizada, simplificada y metafórica, pueden ser categorizadas y clasificadas en diferentes botes y colores.

Las imágenes que nos presenta la ilustradora son sencillas, con trazos gruesos y papel recortado que combinan una gama de colores blancos y negros con partes que variedad de colores enfatizado distintas partes del cuento. Este efecto collage aporta un componente simpático y visual que hace de las imágenes un elemento característico que aporta sentido y contribuye a la clarificación del relato.

 

En esta versión Kamishibai la presentación se convierte en un elemento esencial del relato, puesto que intenta reproducir la forma de este tradicional teatro japonés mediante la combinación de una sucesión de imágenes y la narración oral del texto correspondiente a dichas imágenes, proporcionando un matiz interactivo al relato y acercando a los lectores de manera evidente a la narración oral.

Al tratarse de una versión adaptada al formato del teatrillo el cuento se convierte en una historia que ha de ser narrada, lo que acompañado de la sucesión de imágenes facilita la comprensión global del texto a los más pequeños. A pesar de ello, algunos lectores pueden presentar dificultades a la hora de comprender la identificación y clasificación de manera aislada de las emociones.

Estas características explican por qué este cuento se ha convertido en una popular opción para ir introduciendo, la educación emocional como tema aislado, a los primeros lectores. Ofreciéndoles una oportunidad para comprender que hablar con otras personas acerca de nuestros sentimientos puede servirnos de ayuda, además, les proporciona un recurso para ir conociendo diferentes emociones y asociándolas con experiencias en las que ellos las hayan sentido.

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