La casa de los pájaros

Estrella Ortiz (autora) y Carmen Queralt (ilustradora): La casa de los pájaros. Madrid: Narval, 2019; 32 pp.

Asistimos una vez a un taller de cuentos de Estrella Ortiz. Su calidad y calidez, su manera de cultivar las palabras y de mimar los objetos nos impresionaron. Hoy la leemos en otro género, la poesía, pero reconocemos a la misma persona.

La casa de los pájaros es un poema breve, heptasílabo, rimado a veces (cuando quiere), acerca de un árbol. Cuando lo leamos, no volveremos a mirar un árbol sin acordarnos de alguna de sus potentes metáforas: el árbol como un ramo de bodas de giganta, cuando florece; o la copa del árbol como una copa literal con la que se recoge la lluvia para brindar.

A cinco versos por cada doble página, el espacio para el desarrollo de la ilustradora es generoso. Son imágenes de estilo collage, con montajes de trozos de papel y cartón recortados y pintados, y los animales que representa, en distintas actitudes, son muy muy simpáticos. 

Nos gustó mucho el resumen de la contracubierta, que es un poema que de algún modo sirve de índice de los contenidos de los demás poemas del interior. Condensa bastante bien ese resultado de mirar al árbol con lo que podríamos llamar «extrañamiento», a lo largo de su ciclo anual:

columpio para estrellas,

un trono de la luna,

la casa de los pájaros,

el mejor escondite

El tema y el enfoque no son originalísimos, pero poseen la universalidad de que no hay nadie que no haya mirado un árbol alguna vez. El poema no dejará boquiabierto al lector, pero tiene hallazgos que sorprenden y agradan. En definitiva, un libro que se disfruta al mirarlo y que nos anima a remirar cada cosa del mundo con ojos de poeta.

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