Gucho y César allá donde crece la pimienta

Krystyna Boglar, Bohdan Butenko (ilust.), Abel Murcia y Katarzyna Mołoniewicz (trad.): Gucho y César allá donde crece la pimienta. La Rioja: Fulgencio Pimentel, 2020, 60 pp.

El pobre Gucho solo quiere una piruleta, pero no tiene dinero para pagarla. Cuando pregunta si se la pueden dar gratis, el tendero les envía a él y a su amigo César «adonde crece la pimienta», que, en polaco (idioma original de esta historia), viene a ser el mismo lugar donde en español se hacen puñetas. Sin embargo, los dos amigos lo interpretan de forma literal y piensan que realmente existe un lugar donde las piruletas son gratis, así que no paran hasta averiguar cómo llegar a ese maravilloso sitio donde crece la pimienta.

Como no puede ser de otra manera, su viaje en busca de este lugar desconocido se convierte en una aventura no exenta de peligros: César sale volando enganchado a unos globos, a Gucho casi lo devora un hambriento cocodrilo y hasta se enfrentan a tres bandidos que pretenden robar en una granja.

Sus peripecias al final vienen a demostrar la hermosura de la inocencia, la importancia de la amistad y la necesidad de ser amables con aquellos que puedan necesitar nuestra ayuda sin esperar nada a cambio. Gucho y César aprenden que el trabajo duro tiene su recompensa y su aventura no les impide seguir valorando los pequeños (grandes) placeres de la vida, como el de disfrutar de una buena piruleta en compañía de tu mejor amigo.

Gucho y César allá donde crece la pimienta es la segunda entrega de este par de amigos tras Gucho y César en la isla de las zanahorias (2018) y sus historias sentaron un precedente en su país de origen ya que inauguraron el género del cómic infantil en la literatura polaca. Con esta cuidada edición, con papel de mayor gramaje y textura rugosa, la editorial Fulgencio Pimentel continúa con la publicación de esta serie tan célebre en Polonia engrosando así la oferta en este género, el del cómic infantil, que en los últimos tiempos está cobrando un importante impulso como opción de lectura y al que las editoriales le están prestando cada vez más atención.

El estilo de las ilustraciones, plano, sin apenas perspectiva, en blanco y negro, con trazo grueso y algo desigual, crea el efecto de un dibujo realizado por un niño. El formato apaisado acentúa la sensación de movimiento, de avance, y perfila el viaje incansable que realizan los personajes hasta ese lugar desconocido. La monocromía y la limpieza de líneas, sin demasiados elementos en cada viñeta y sus muy bien definidos protagonistas, Gucho y César, dan como resultado una historia amena, cercana y con gran sentido del humor. Además, los textos, en letras mayúsculas, libres de las ataduras de los bocadillos o las cartelas, dan como resultado unos diálogos ágiles que proponen un recorrido de lectura muy sencillo, ideal para primeros lectores que quieran adentrarse en el género del cómic.