Travesía

Peter Van Den Ende: Travesía. Barcelona: Libros del Zorro Rojo, 2020. 90 pp.

El capitán y el grumete hacen un gran barco de papel y lo lanzan a la mar.

Con esta escena comienza la formidable aventura marina de Travesía. Un viaje acompañando al barco de papel por paisajes quiméricos, imaginados o soñados por el autor. Perlas, faros, manglares, glaciares, submarinos, barcos, islas, enormes bancos de enormes peces. Y continuamente apareciendo criaturas deleitables, fantásticos seres fantásticos: ballenas con escafandra, leones con aletas, caballitos de mar con sombrero… Es fascinante cómo ha concebido la posibilidad de una influencia mayor de lo marino hasta en las creaciones humanas y en los elementos naturales. En una doble página (26-27), ¡hasta el sol y la luna son «pecescos», ictiformes, escamados!

Hay momentos muy espectaculares, como la escena de los pájaros cayendo (42-43), que sobrecoge y plantea cuestiones clave desde el punto de vista medioambiental. Sin duda hay también momentos graciosos en el largo recorrido de este barco de papel: la ballena nadadora (76-77), el calamar con su tinta (65), o los matones espada y sierra atrapados finalmente en la red (56 y 80). El viaje tiene un final, una llegada a puerto que hace crecer los niveles de intriga y el misterio en las páginas finales. ¿Adónde quiere llegar, en definitiva, este barco de papel? ¿Hay algo así como «llegar a casa» para quien ha vivido siempre vagabundeando?

Este es el debut de Van Den Ende como autor de libro-álbum. Es un álbum largo (la editorial se ha referido a él como «novela gráfica»), sin palabras, en blanco y negro, con un trabajo de la tinta y las tramas arrollador, que en ocasiones atrapa la mirada con una fuerza mágica. No le dediquen menos de 40 minutos. El mismo Shaun Tan le ha regalado un estupendo elogio en la contracubierta, así que pueden imaginarse que hay cierto hermanamiento de estilos. La técnica de Van Den Ende, por su parte, es abrumadora: entramados infinitos de líneas a plumilla, en un alarde de lo que nuestro amigo dibujante llamaría «carne de tablero».  En cuanto al contenido, ha querido dejar abiertos muchos de los significados y la interpretación del conjunto, ¡ojo a navegantes a los que no les gusten las tramas sin cerrar o el exceso de cabos sueltos!

En esta mini entrevista sí nos ha hablado del significado metafórico del barco de papel: representa la fragilidad del protagonista que afronta una exploración de enorme audacia. Sumamos, pues, este álbum a aquellos que tienen un objeto como protagonista. Nos ha parecido, pese a todo, que al barco le faltaba capacidad de sugestión, y nos ha resultado difícil lograr la identificación con él o la empatía. ¡Identificarse con un objeto es complicado, está claro! Eso exige no solo maestría en el dibujante, sino también, quizá, algún truco, como haber dedicado algún primer plano que nos permitiera como lectores encontrarle más expresividad y emociones. 

La traducción del título Zwerveling («vagabundear» en holandés) como «travesía», siendo correcta, nos parece que le lleva a perder el sentido de que no hay una dirección clara en el viaje. De hecho, si miramos el mapa de las guardas finales, el viaje ha sido un vagabundeo, no un camino directo. Este detalle, creemos, era importante para el autor, y seguramente también lo sea para poder interpretar el sentido de este maravilloso libro.