Libros Infantiles y Naturaleza (LINA 2020)

Acaba de concluir el II Festival LINA «Libros Infantiles y Naturaleza», organizado por el PRAE de Valladolid entre el 30 de septiembre y el 21 de octubre. Han sido una serie de encuentros que trataron de vincular la educación literaria con el entorno natural. Teníamos muchas expectativas por el éxito de la primera edición y porque la idea nos parece sumamente atractiva. Aunque este año ha tenido que hacerse onláin, los organizadores han dispuesto los contenidos de un modo claro, y han tomado buenas decisiones para hacer que este encuentro fuera cercano y fácil de seguir. (Sí, en los últimos meses todos hemos aprendido bastante sobre el medio digital…)

El tema de este segundo festival era el mundo rural en la literatura infantil y juvenil: «Yo pueblo, tú pueblas». Y han sido tres semanas de encuentros con autores, críticos, artistas, maestras, cuentacuentos y estudiosos. Nos han ofrecido una guía de lectura maravillosa sobre libros infantiles y mundo rural, y semanalmente nos salpicaban con frescas reseñas en vídeo de algunos títulos.

Las semanas 2 y 3 han hablado más bien de experiencias educativas y artísticas en el medio rural. Este ha sido un aspecto un tanto decepcionante, puesto que no casaba bien con los planteamientos del encuentro, al menos con la información que se dio en su promoción. Pese a todo, nos gustaron los materiales, porque el campo nos gusta. Hubo conferencias de dos maestras de centros rurales agrupados, otra sobre proyectos de la Asociación Campoabierto – Inland, sobre la vida diaria del grupo de juego Saltamontes (una escuela infantil en mitad de la montaña de Madrid), sobre las ideas artísticas auspiciadas por la Fundación Cerezales Antonino y Cinia, un cuento por Guti (que siempre es delicioso) y también ejemplos de land art. Nos hemos aproximado así a los ecosistemas rurales, en claro contraste con los urbanos, y hemos reivindicado los saberes antiguos y futuros del rural y el tesoro de conocimientos comunitarios que perviven y se crean en él.

Lo más interesante, desde el punto de vista literario, ha sido la semana 1. Hubo un (no sabemos si deliberado) elogio constante de Juan Farias en varias conferencias, ese autor prolífico, premiadísimo y no suficientemente conocido, que trató abundantemente el ambiente rural. La conferencia en la que más aprendimos fue también la más académica (esto a unos les gusta, a otros no): la de Samuel Alonso Omeñaca. Como gran conocedor de la LIJ, hizo un recorrido muy lúcido y clarificador sobre los diferentes planteamientos con que se ha tratado el mundo natural y rural en la literatura infantil desde mediados de siglo XX hasta principios del XXI: el costumbrismo rural, la mirada desde la ciudad para la reinvención «escolarizada» del campo, el escenario idealizado para las aventuras, el neorruralismo…

Los pueblos han tenido el problema de una representación nostálgica y no actualizada en la LIJ. La vida rural, según hemos aprendido, parece con frecuencia remitir al pasado preindustrializado, a una arcadia mítica de la infancia. Tal vez esté cambiando actualmente esta visión y logremos otra perspectiva más ajustada y real, más sabrosa, compleja y completa. Tal vez… si no seguimos siendo pocos los que, desde el campo, nos dedicamos a la LIJ.

Nos anotamos seguir de cerca al PRAE (Propuestas Ambientales y Educativas), centro de la Junta de Castilla y León, e ir a visitarlo pronto.

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