Shhh

Magnhild Winsnes: Shhh. Madrid: Liana Editorial, 2020. 368 pp.

«El verano en el que todo cambia» es la descripción de la contracubierta del libro. En toda vida hay un verano que lo cambia todo, hay un verano de incontrolables emociones, sensaciones únicas, descubrimientos que aceleran el pulso, compañías que creemos extraordinarias. Quienes acaban de pasar por ello, con 13 o 16 años, y quienes están a las puertas de vivirlo, con 10 o 13, lo saben bien. Es la adolescencia, lectores, ese mito adorado y temido, construido por nosotros (según Margaret Mead) para preservar una infancia feliz y sin responsabilidades y transitar hacia lo que vendrá después.

Feliz y sin responsabilidades era la vida de Hanna, la encantadora niña que protagoniza esta novela gráfica. Le bastarán siete días con la familia de su prima Siv, en un magnífico verano noruego junto al mar, para hacer los primeros aprendizajes de la vida adulta. Por ahí anda Mette, la hermana mayor de Siv, y Sindre, su novio, los retos de habilidad, los límites impuestos por los adultos, un perro divertido llamado Ramp. Agridulce historia, como es agridulce asistir al fin de cualquier cosa, pues entonces, cuando sabemos que ya no volverá, todo lo que había existido adquiere nuevo valor. «El verano en el que todo cambia».

Winsnes demuestra mucha comprensión y conocimiento de las niñas y adolescentes. No de casualidad este libro ha sido muy premiado en Noruega, cuyo gobierno ha colaborado con la publicación en español, y eso que es el debut de la autora en la literatura infantil y juvenil. Y el tema sigue en el siguiente libro en el que Winsnes participa (aún no traducido): una guía para la pubertad de las niñas.

El color de la novela gráfica es genial. Las escenas en las que la luz se filtra por las hojas de los árboles (como la de la p. 23) son magníficas, y también nos han gustado mucho las escenas nocturnas. Alguna pega le pondríamos a las líneas de dibujo; hay cierta incoherencia en cómo se representa al tío de Hanna, o la casa de la familia, o el coche de Sindre, que no siempre son iguales. Sin embargo, las series de imágenes secuenciadas en la misma viñeta (un recurso que Winsnes utiliza frecuentemente) son de enorme calidad.

Hay otras páginas también inenarrables y maravillosas, con ese atrevimiento de la literatura nórdica para tratar el cuerpo (y otros asuntos) sin tapujos (pp. 62-63). La mirada adulta está, en cierto modo, en el halo de nostalgia, en la sabiduría al contemplar la etapa adolescente, en la magistral manera de mostrar cómo lo que antes molaba ya no mola y lo que antes se ignoraba ahora mola demasiado.