El profesor Don Pardino contra los titis

El profesor Don Pardino contra los titis

Don Pardino: El profesor Don Pardino contra los titis. Barcelona: Plan B (Penguin Randon House), 2020

El profesor Don Pardino (gramático, lingüista y filólogo) se enfrenta a los «titis», seres que, desde que existen los copistas, se dedican a introducir errores y erratas en los textos escritos: mayúsculas sin tilde, el pronombre «ti» con ella… A estos seres Don Pardino les da caza con su bolígrafo supercorrector (rojo, por supuesto), y normalmente tiene éxito, pero esta vez tendrá una dificultad añadida porque uno de estos traviesos titis se va a esconder en otra época, ni más ni menos que en la de Miguel de Cervantes, así que para atraparlo tendrá que hacer uso de un nuevo artilugio, una superpluma (de tinta azul esta vez) que le permitirá viajar en el tiempo.

El responsable de esta aventura correctora es el autor conocido como Don Pardino, que en realidad es el alter ego de un maestro obsesionado con la buena ortografía y la gramática. Don Pardino utiliza el humor y el formato ágil de la novela gráfica para destacar los errores más comunes al redactar y para explicar, de paso, las reglas ortográficas que incumplimos al cometerlos. Se vale del lenguaje dinámico de los diálogos y la información visual que aporta la viñeta para simplificar las normas ortográficas y resolver las dudas más recurrentes, tratando de que la teoría sea algo menos densa, más directa y más comprensible para el público joven. Aunque en algunos momentos, más de los deseables, esa simplificación es quizá excesiva.

Resulta muy interesante la idea de buscar nuevos enfoques, más frescos, a través del humor, para tratar materias tan necesarias como son las normas ortográficas, cuyas explicaciones (a veces demasiado academicistas) a todos, en mayor o menor medida, se nos han hecho bola alguna vez. Es toda una hazaña si tenemos en cuenta que vivimos en un momento en el que la tecnología siempre a mano y la necesidad creada de obtener una respuesta más que inmediata han relegado a la buena ortografía a ocupar un lugar secundario cada vez menos valorado.

Sin embargo, la intención didáctica es tan evidente que tira por la borda el propósito inicial de acercar la teoría a los más jóvenes de una forma más cercana a su realidad y a sus modos de expresión ya que, en lugar de hablar su idioma, alecciona al lector con teoría disfrazada de viñetas. El hilo narrativo no termina de cuajar como historia porque no consigue desprenderse del todo de ese didactismo (en las últimas páginas se incluyen una recopilación ilustrada de normas ortográficas y hasta un pequeño test de ortografía). En definitiva, este libro no llega a alcanzar sus expectativas literarias, pero quizá resulte adecuado para aquellos lectores interesados en el estudio de contenidos más normativos.