Jenny Pearson (texto), Rob Biddulph (ilustraciones), Begoña Hernández Sala (traducción): El viaje superincreíble de Freddie Yates. Barcelona: Salamandra, 2022, 288 págs.

Freddie por fin conoce el nombre de su padre biológico, no es que no esté bien con su padre adoptivo, al contrario, es el mejor padre del mundo, pero necesita encontrar al único pariente con el que comparte consanguinidad. Y, una vez que se entera de dónde trabaja, todo parece muy sencillo: se plantará allí y le dirá quién es.

Aun así, agradece que sus dos mejores amigos, Ben y Charlie, le acompañen como apoyo moral, lo que ninguno puede imaginarse es que esa, en apariencia, sencilla visita no es más que el comienzo de un largo viaje en el que les pasan cosas verdaderamente increíbles.

El viaje de Freddie y sus amigos en busca de su padre biológico recuerda a una road movie (solo que con bicis) en el que les pasa absolutamente de todo. Lo que comienza como su última aventura antes del comienzo del verano y de que tengan que separarse para de ir de vacaciones con sus respectivas familias, acaba siendo todo un viaje en el que se concatenan toda serie de desdichas (algunas casi inverosímiles) que dan lugar a escenas de lo más cómicas. Es también un relato sobre la verdadera amistad, sobre lo importante y necesario que es saber que puedes contar con alguien para acompañarte hasta en las mayores locuras y darte el apoyo necesario cuando la situación lo requiera; es un viaje geográfico que va en paralelo a la maduración de sus protagonistas.

Amistad, humor, empatía y determinación son algunos de los valores que derrochan los personajes de esta historia, cargada de buenas intenciones a pesar de los desastrosos resultados. Esta también es una historia sobre el dolor de la pérdida y nuestra capacidad para lidiar con las injusticias de la vida, pero sobre todo es una historia sobre la familia, la de verdad, aquella con la que siempre puedes contar, compartas o no lazos de sangre.