La visita (globito, los tremendos y las paplinias)
Marisa López Soria (autora), Alejandro Galindo (ilustrador): La visita (Globito, los tremendos y las paplinias). Madrid: Galimatazo, 2020, 36 pp.
“La visita” es un cuento divertido que nace del sinsentido y de la literatura del absurdo, y que está inspirado en el gran Julio Cortázar, por quienes los creadores de esta maravillosa historia sienten admiración, y a quién, además, rinden homenaje en esta historia estableciendo un símil con los populares personajes de Cortázar, Cronopios, Fama y Esperanza, aportando también un toque tierno y humorístico que rompen con la dualidad generalmente utilizada en los personajes de la literatura infantil. En definitiva, un divertido homenaje a la literatura del absurdo que atrapa al lector que irá pasando las páginas entre risas.
Se trata de una historia cuyos personajes están estáticamente definidos, sin matices. Los TREMENDOS, serios y fieles a la rigurosidad de sus leyes, no dejan de ser TREMENDOS, ni los GLOBITOS, simpáticos, sentimentales y sin pizca de maldad, dejan de ser GLOBITOS, ni las PAPLINIAS, cariñosas, empáticas y mediadoras, dejan de ser PAPLINIAS. Ni si quiera a pesar de los conflictos y choques de intereses que tienen lugar en la historia o de las uniones que pueda haber entre ellos, cada uno se mantiene fiel a lo que es, ya sea GLOBITO, TREMENDO o PAPLINIA.
El gran conflicto de este relato surge porque GLOBITO decide presentarse a merendar en casa de sus amigos, ni más ni menos que con un cachorro de león. Así pasa, que, el pobre leoncito encerrado en un cuarto con un par de moscas revoltosas arma un gran revuelo mientras los GLOBITOS meriendan tranquilamente. Con tanto escándalo que arma el leoncito, no es de extrañar que aparezcan los TREMENDOS, con sus leyes, a imponer justicia. Por suerte, las PAPLINIAS, que son muy astutas, aparecen justo a tiempo para mediar y repartir deliciosos helados.
El ingenioso texto, de Marisa López Soria, propone lo sensorial, lo absurdo y lo fantástico como una herramienta para despertar la imaginación y la creatividad del lector, invitándole a cuestionar su realidad y a explorar nuevos horizontes. Todo ello mediante un ingenioso juego con el lenguaje y un texto armonioso; que combina a la perfección con las imágenes a base de acuarela y cercanas al estilo del cómic, de Alejandro Galindo. Las cuales se adaptan al tono del relato y se unen con él interactuando con él de forma magistral, como si de una minuciosa danza se tratara, creando juntos un mundo de fantasía y diversión.
Las ilustraciones, sencillas, dentro de la clásica ilustración infantil, pero con matices disparatados y divertidos, que la hacen singular, junto con el disparatado texto, que rompe con las reglas de la literatura seria, permiten al lector ver reflejada en la historia una parte de la sociedad en la que vivimos. Y es que los niños no tienen ningún problema para comprender la literatura del absurdo, para ellos es parte de la realidad cotidiana de su mundo de fantasía, por lo que este estilo de humor logra captar su atención y mantenerles expectantes hasta el final del relato.
Se trata de un cuento absurdo, divertido e ingenioso que se adapta con maestría a los tiempos que vivimos. Es ideal para los primeros lectores gracias al dinámico, entretenido y breve texto, pero también se presta a ser leído en voz alta dada la oralidad de su texto. Además, permite trabajar temas como la amistad, el respeto o la resolución de conflictos de una forma diferente y divertida.