Yo voy a la playa

Amélie Graux (autora e ilustradora): Yo voy a la playa. Barcelona: Editorial Juventud, 2014.PLAYAYo voy a la playa pertenece a la colección de libros Mis libros de imágenes para tocar que publica la Editorial Juventud. Los otros títulos propuestos son: Yo como, Yo duermo y Yo voy a la granja.

Orientado hacia los más pequeños, para una franja de edad aproximada de 6 meses a 2 años, ofrece con acierto una obra de buena calidad, con texturas muy ricas en variedad y que además establecen una relación lógica entre el tacto y el objeto real. Sus imágenes son acordes con esta misma idea. Desconozco el resto de libros que componen la colección pero, si tiene similares características, será una interesante serie para los párvulos.

El libro tiene doce páginas y está hecho en cartón muy grueso, para que el niño pueda manejarlo con tranquilidad. Su tamaño obedece también a la posibilidad de manipulación por parte de los pequeños lectores: cuadrado y lo suficientemente pequeño para poder cogerlo, pero no tanto como para que la imagen sea pequeña.

El sentido del tacto del niño agradecerá el trabajo realizado en esta obra, pero además también será agasajado el sentido de la vista. En este caso concreto, con el libro Yo voy a la playa, podremos ver elementos relacionados con la misma sin que se trate de una compilación de elementos digamos cogidos por pinzas, como pasa en otras ocasiones, sin que se trate en realidad de elementos relacionados entre sí y con un tema en común al que definen.

Las imágenes elegidas son: la toalla, el bañador,  la gorra, la camiseta, las gafas de sol, los manguitos, la arena,  el agua del mar, el cubo y la pala, la concha, el alga y la estrella de mar. Van acompañadas de un texto superior que obedece únicamente a la denominación de estos objetos, con una letra grande y caligrafía escolar, como la que se aprecia en la portada.

Todas las páginas tienen el fondo de color, pero todas en colores muy suaves, verdes, rosas, azules, amarillos y naranjas en tonos pastel. En todas ellas el objeto ocupa la página y la delimitación entre fondo y forma es muy clara. Con todo, y para ver la importancia que tiene la claridad de formas, compartiré un ejemplo curioso acerca de lo que pasó con bastantes niños al enseñarles el cuento por primera vez:

La gorra está hecha en tejido vaquero negro  y tiene como adorno la cara de un gato naranja en la parte delantera. Le mostré el cuento a cada niño por separado y ellos tocaban, miraban y nombraban el objeto que veían. Al llegar a la página de la gorra, un buen número dijo que se trataba de un gato, no veían que era una gorra. Y aquí podéis ver la imagen de la gorra, en la que se aprecia que la forma de la gorra es muy clara pero, quizás por el llamativo color del gato y/o por su ubicación, han imaginado que el resto era su cuerpo. Yo jamás habría pensado en esto hasta que uno tras otro empezaron a dar la misma respuesta.

gorra-gato Y volviendo a las texturas, veamos algunas de las propuestas. La toalla por ejemplo, en un rojo vivo, se presenta en tejido típico de toalla, los manguitos en plástico mullido y brillante, la arena con material un tanto  rugoso. No todas las texturas obedecen exactamente a la sensación real pero sí muchas de ellas y, el resto, obedecen a una variedad en tacto y vista que remata el libro dignamente.

La selección de objetos me parece estupenda para la temática, la variedad de texturas es fabulosa y la relación textura-evocación me parece, en líneas generales, buena. Adjudicado para la biblioteca de los pequeños.