Las palabras

Las palabras

Nicolas Bianco-Levrin (autor), Julie Rembauville (ilustradora): Las palabras. Buenos Aires: Adriana Hidalgo Editora (Pípala), 2016, 48 pp.

Viendo la portada en el catálogo de Pípala, Las palabras llama mucho la atención. Colores oscuros en lugar de brillantes, sombras en lugar de luces, más de media página en negro… Sin duda promete que la obra va a ser arriesgada y original. No certifica ni mucho menos la calidad, pero al menos asegura una apuesta valiente; y como suele repetirse uno muchas veces cuando va de cabeza al desastre: aquí hemos venido a jugar.

Pues bien, anticipo el final: qué maravilla. Lo que prometía la foto del catálogo, el lector lo cobra y con creces. Autor e ilustradora juegan con los límites del género del álbum ilustrado: van y vienen al mundo del cómic, hacen una escapada al país de la novela gráfica y coquetean con el teatro de sombras. Así, tranquilamente y sin despeinarse.

Las palabras es una obra muda que, usando solo una letra que se repite en diálogos y dibujos, logra narrar una crónica nada sencilla de contar. En sus páginas nos encontramos con la R más expresiva y bien aprovechada de la historia que con acierto consigue transmitir alegría, miedo, rabia y sorpresa. Se usa en diálogos entre personajes, en titulares de prensa y en cartas mecanografiadas, y en todos los casos sirve de ayuda inestimable a la comprensión de la trama. El relato, complejo pero de triste actualidad, nos habla de represión, censura, manipulación y desinformación, aunque culmina con un halo de esperanza.

En cuanto al formato, es importante mencionar que el lomo del libro está en la parte superior, lo que condiciona el paso de hoja. Los elementos narrativos del cómic tienen un peso notable: las páginas están estructuradas en viñetas que van variando en tamaño y disposición, indicando el ritmo de los acontecimientos y acelerando o frenando la lectura. Los marcos, además, no siempre están bien definidos y se rompe en ocasiones la barrera entre fondo y forma.

La paleta de colores, oscura y tenebrosa, refleja bien el escenario nocturno e inquietante en el que suceden los hechos. Las ilustraciones rinden homenaje al teatro de sombras y presentan a todos los personajes y elementos importantes en negro profundo sobre un fondo de grises que sirve de escenario. Además, Julie Rembauville opta por lo que parece una combinación de carboncillo y tinta, justo la técnica que pide a gritos la historia.

En pocas palabras: un libro que combina con valentía una historia potente con unas ilustraciones maravillosamente escogidas y trabajadas. Original, novedoso y arriesgado, con el añadido de que el resultado es una maravilla. Uno de esos libros que no te dejan indiferente.