Pablo Otero: Parece una hormiga. Pontevedra: Kalandraka, 2019, 48 pp.

No resulta sencillo describir esta obra, qué es y qué no es exactamente. Y quizás esa sea la propia intención del autor, Pablo Otero. Parece una hormiga propone una serie de textos, con cierta relación entre sí, ideas que se entrelazan, que saltan páginas para reaparecer cuando parecían olvidadas. Elementos que se repiten, conceptos y palabras que vuelven a aparecer, pero ¿realmente reaparecen?, ¿tienen el mismo significado para Otero?, ¿y para el lector?

Describiré lo que sí que veo con claridad. Hay textos en verso e ilustraciones que los acompañan; podría decirse que cada fragmento está acompañado por una imagen, pero no esperen dibujos inequívocos que reflejan al milímetro lo que las palabras comentan. Obviamente, reina la ambigüedad, la indefinición.

Salgo a pasear.

Me gustan las tiendas de lámparas,

toda la noche encendidas.

Es extraño: hay tanta luz

que no me deja ver la oscuridad

El autor plantea reflexiones, en ocasiones me atrevería a definirlo como stream of consciousness. Nos habla (o habla consigo mismo) sobre el tiempo, sobre la naturaleza, sobre una fábrica de letras; queda totalmente desdibujada la frontera entre realidad y ficción. De un renglón a otro saltamos de un escenario perfectamente plausible a otro capitaneado por la fantasía; o de un plano a escala humana a un zoom en el que parece que estamos viendo a dos hormigas saludarse, decirse «hola».

Se trata de una obra que requiere una lectura sosegada, sin la impaciencia por comprender. He ido y venido varias veces por las páginas y todavía ando perdida. ¿Qué quiere decir el autor aquí? ¿Qué relación está tratando de establecer entre una línea y la siguiente? No, creo que esas no son las preguntas que deben guiar esta lectura. Desconcierto, indefinición, ambigüedad, quizás esas tres coordenadas sean una brújula mejor para conversar con Pablo Otero.