Fantasmada

Fantasmada

Diego Arboleda, Patricia García-Rojo, Ana Campoy, Ledicia Costas, El Hematocrítico (autores), Eugenia Ábalos (ilustración). Fantasmada. Anaya Infantil y Juvenil. 2021, 248pp.

Acabamos de celebrar Halloween y esto siempre trae nuevas lecturas tematizadas.

En estas fechas es común ver un desfile de lecturas dedicadas a este género entre divertido y terrorífico donde los más pequeños disfrutan de una imaginación desbordante y otros mundos se pasean por nuestro día a día en forma de brujas, pociones, fantasmas y travesuras.

El truco o trato puesto de moda cobra en la lectura una especial relevancia. Convierte a todos esos seres mágicos en comerciantes de experiencias donde todos nos asomamos para disfrutar de una realidad tan diferente, y al mismo tiempo cercana a la nuestra, que entra dentro de nuestro acervo cultural.

Hay historias para todos los gustos, pero si algo me gusta especialmente en esta época y de estas historias son aquellas que tienen forma de relatos cortos porque su propio formato contribuye a mantenerte en vilo el tiempo justo para cultivar la sorpresa, la emoción y la motivación lectora.

Algo así sucede con el ejemplar de hoy: Fantasmadas de la Editorial Anaya. Y es que, como sucede en muchas de esas historias de miedo, se han reunido un cuarteto muy peculiar para compartir sus historias y de eso vamos a hablar aquí.

Diego arboleda comienza con Pacto fantasmal en la biblioteca nacional.

Su fórmula, nunca mejor dicho, es muy original. Parte de una situación cotidiana en muchos colegios para conjugar una serie de elementos típicos de la fantasía y del terror más infantil que nos provoca un terremoto de ideas. Fantasmas, emperatrices, dominios y pequeños monstruos se pasean por la biblioteca nacional y nos acercan, así de refilón, a la cultura japonesa. Este relato es justo como la calabaza donde guardas los caramelos, tienes muchos para elegir y cada uno con su propio sabor pero si los mezclas puede resultar explosivo.

Ana Campoy nos lleva de la mano por Valencia en un escenario muy de cuento donde emerge el espíritu fantasmada al mismo tiempo que un halo cultural deja poso con su Demasiado grande, demasiado pequeño.

La inclusión de sucesos reales como la pandemia da paso a las aventuras y desventuras de personajes que están ahí aunque no vemos. El espíritu de equipo flota en el aire al mismo tiempo que los conflictos se van solucionando. Una oda a Valencia de alguna manera y a sus amaneceres.

Desde Vigo, Leticia costas nos lleva a sus tinieblas.

Las tinieblas de Vigo son toda una inmersión muy actualizada en la vida de una comunidad fantasma que sufre por la contaminación lumínica provocada por las luces de Navidad. Autores como Alvaro Cunqueiro desfilan por su obra en un texto que destaca por su tono fantasmal: los fantasmas son entes con cierto resquemor y ello constituye la trama de este relato. 

Ha sabido combinar muy bien el tono fantasmal y ficticio con una realidad cultural muy arraigada tanto por algunos de los personajes como por la fama de las luces de Navidad y su alcalde.

Patricia García Rojo nos presenta Canción para Marina.

En este relato un par de amigos tropieza con un fantasma con algo pendiente. Como en toda buena historia de fantasmas hay algo que no sabemos y tenemos que descubrir de la mano de sus protagonistas. Entre tanto conoceremos lo fríos que están, que nuestra rutina diaria hay que mantenerla para no levantar sospechas y que las historias de amor también tienen lugar entre los muertos.

Termina la recopilación con Mudanza macabra de Hematocrítico.

En este último relato me ha gustado como se ha usado la actualidad para reflejar una realidad donde la diversidad de convivientes da cabida a un fantasma, al emprendimiento con elementos tan reconocibles hoy en día como los repartidores y sus condiciones laborales y donde el fantasma se convierte en amigo y compañero en una forma de vida que cada vez más vemos a nuestro alrededor: jóvenes que se buscan la vida como pueden.

Todos estos relatos tienen lugar en ciudades que se describen en mayor o menor medida pero que forman parte del recuerdo cultural de sus autores y eso también conforma ese imaginario donde todo tiene lugar, también el día de los muertos.