El cerdito de Navidad

El cerdito de Navidad

K. Rowling, Jim Field (ilustraciones): El cerdito de Navidad. Barcelona: Salamandra (Penguin Random House), 2021, 320 pp.

Con El cerdito de Navidad, J. K Rowling nos ofrece una particular historia de navidad. El punto de partida es muy sencillo: un niño que pierde su juguete más querido está dispuesto a hacer lo que sea necesario para recuperarlo. Durante las primeras páginas, conocemos la historia de este niño, Jack, a su familia y a su cerdito, Dito, su mejor amigo, su confidente y su lugar seguro. Hasta aquí, nada fuera de lo normal. Pero entonces, Dito se pierde y Jack no puede soportar la idea de no volver a sentir su vieja tela desgastada y su particular olor. Aquí es donde Rowling obra su magia, nunca mejor dicho, y crea para el lector todo un mundo, el de las Cosas Perdidas, al que van a parar todos aquellos objetos que, durante un rato, a veces días, a veces para siempre, no están en su lugar habitual.

Rowling despliega su enorme talento para crear mundos fantásticos con El Mundo de las Cosas Perdidas (al que el ilustrador Jim Field da forma a través de unas bellas ilustraciones de un dinamismo sorprendente aunque estén en blanco y negro), un lugar con sus propias ciudades, sus propias leyes e incluso su propio dictador. Porque, por supuesto, en esta dulce historia de un niño y su peluche, también hay un lado oscuro y un personaje aún más oscuro que lo habita. Rowling vuelve a demostrar su habilidad para enhebrar en la narración sutiles tintes siniestros representados por un personaje inquietante siempre al acecho, en este caso, el Perdedor, que se encarga de hacer que nuestras cosas desaparezcan y no vuelvan a ser encontradas jamás.

Dito, el peluche desaparecido de Jack, es burdamente sustituido por otro cerdito que, solo por esa noche (la más mágica del año), cobrará vida para ayudar a Jack a encontrar a su mejor amigo. El viaje al mundo de Allí Abajo se convierte en una auténtica aventura sin tregua en la que conocerán a todo tipo de objetos (que en este mundo tienen cara y hablan). Algunas de esas cosas son objetos sin valor que casi agradecemos perder de vista, que las desechamos; otras son necesarias y nos preguntamos dónde las habremos metido; y luego están aquellas de las que nunca jamás nos desprenderíamos y que añoraríamos tanto que no podríamos soportar haber perdido. En El Mundo de las Cosas perdidas, hay una ciudad para cada tipo de cosa y, en medio, un oscuro páramo donde el Perdedor campa a sus anchas para apoderarse de todo lo que pueda e impedir así que recuperemos aquello que se ha perdido.

A medida que se va desvelando el destino de algunos de los personajes/cosas que Jack y el Cerdito se van encontrando durante su viaje, resulta inevitable reflexionar sobre la cantidad de objetos que poseemos, sobre el modo en que nos relacionamos con ellos y el modo en que los tratamos. 

A través de la aventura de un niño y un peluche, Rowling nos sumerge en un mundo de nostalgia y nos guía con sutileza hasta temas más complejos como la amistad, el amor, la familia, la pérdida, la valentía y el valor, el valor que le otorgamos a ciertos objetos: ¿es posible que un solo objeto nos haga sentir «como en casa»? El Cerdito de Navidad nos recuerda que, aunque a veces nos sintamos muy unidos emocionalmente a un objeto, también es necesario «despedirse como es debido» cuando llega el momento de desprenderse de ellos, porque quizá vengan cosas nuevas que también necesiten de nuestro afecto.