Las brujas de Brooklyn
Sophie Escabasse: Las brujas de Brooklyn. Barcelona: Edebé, 2021. 232 pp.
Como este es el debut de la autora en la novela gráfica para niños, hemos decidido exponerla (¡oh, terapia de choque!) a una lectora de 8 años, para que nos ayude con la reseña.
Lo primero es que le ha gustado mucho. La trama se sigue con comodidad y resulta una lectura de entretenimiento que da más de lo que pide. Hay una niña protagonista, Effie, con la que se ha sentido identificada, y también está su grupito de amigos. Resulta que Effie descubre que las tÃas con las que vive tienen unos extraños poderes… ¡y algo más que eso! Este descubrimiento se integra en un argumento de ambiente doméstico y escolar, de interiores. De hecho, la alusión a Brooklyn en el tÃtulo remite a una ambientación que solo aparece en una viñeta del principio, porque la ciudad o el extrarradio urbano brillan por su ausencia. (Nos preguntamos: ¿por qué esa sugerencia a Estados Unidos? ¿Qué asociaciones se espera que se desaten en el lector? ¿Serán los márgenes de la gran ciudad el nuevo «bosque» al que vendrÃan a vivir las brujas actuales?). También es cercano a la realidad cotidiana el conflicto, el problemilla en que se ven envueltas Effie y sus tÃas: nada de grandes efectos especiales ni magia de superhéroes para salvar el mundo, sino aplicar la magia para solucionar el dÃa a dÃa…
La brujerÃa se actualiza al presente, de algún modo; tanto es asà que se vincula a la cultura pop, pues en las explicaciones sobre su naturaleza de la tÃa Selimene (pp. 99-100) hay una graciosa comparación con los poderes jedi. Vaya, muy posmoderno.
Las brujas aquà conservan ese puntito excéntrico de la tradición, asà como su laboratorio, sus animales domésticos… pero han abandonado toda crueldad y maldad. ¡Nadie espere terribles Maléficas! En esta historia no hay malos ni adversarios que vencer. La obra está, como decÃamos, dentro de una épica de la cotidianidad.
Nuestra lectora señala también que las caras le han parecido muy expresivas, muy fieles a la realidad y divertidas cuando tenÃan que ser histriónicas o exageradas. Hay que añadir que no solo la lÃnea, que es clásica y un poco japo, sino también la coloración de la página, suave, dominada por azules y morados, es realista.
Las brujas de Brooklyn es, en definitiva, una buena novela gráfica para iniciarse en el género. Gustará a quienes prefieran argumentos realistas con una fantasÃa moderada, con finales blancos y con ganas de entretenimiento. Suponemos que habrá continuaciones, pues el final abierto asà lo pide: parece que Effie se convertirá en bruja y seguirá aprendiendo de sus tÃas todos los secretos de su condición.