Amy y la biblioteca secreta

Alan Gratz: Amy y la biblioteca secreta. Barcelona: Takatuka, 2021, 237 pp.

Desgraciadamente la censura de libros está de actualidad, no es algo de épocas antiguas, ni de historias de abuelos. Pero la reacción a esta censura también sigue siendo la misma a lo largo del tiempo y la prohibición de un título aumenta el interés por el mismo.

Y esto es precisamente lo que ocurre en esta historia, cuando Amy va a la biblioteca de su colegio a coger su libro preferido y descubre que lo han retirado por inapropiado. A la incomprensión inicial le acompañan unas irrefrenables ganas de leer toda la lista de libros prohibidos. Así comienza Amy y la biblioteca secreta.

Amy buscará la forma de conseguir esos libros censurados para que puedan ser leídos por todos sus compañeros y este será el origen de la Biblioteca de los Libros Prohibidos. Sin embargo, organizar una biblioteca, y más cuando es secreta, no es tarea sencilla por lo que debe ingeniárselas para no ser descubierta. Todo ello ocurre en un típico ambiente estudiantil entre clases, cafeterías, rumores de pasillo y recreos.

Se trata de una novela amena y ágil, contada en primera persona y estructurada en capítulos breves que enganchan y animan a seguir leyendo. Con una mirada infantil, pero muy consciente de sí misma y de la realidad que le rodea, Amy nos desvela su relación con los libros, pero también descubrimos su relación con sus amigos y con su familia, donde a veces se siente invisible e incomprendida.

Desde las primeras páginas se comparte con el lector la lista de títulos prohibidos. Se trata de ejemplos reales de libros que han sido censurados, por lo motivos más diversos, en distintas escuelas de Estados Unidos. El debate sobre la prohibición de los libros está servido, pero una lectura más fina también invita a reflexionar sobre su pertinencia, ¿permitiríamos a nuestros hijos o alumnos leer cualquier libro?, ¿es censura o protección?

 

Con la misma naturalidad con la que plantea la censura de libros, a lo largo de la novela Alan Gratz desliza otros temas que también buscan despertar al lector: el color de la piel de los personajes, lo que ocultan algunos comportamientos aparentemente extraños o la inherente complejidad del ser humano. Una historia contada con frescura que ofrece interesantes elementos para la reflexión.

Merece especial atención la nota final de la traductora, Roser Rimbau, que sustituye algunos de los títulos prohibidos mencionados en el original por otros títulos más conocidos para los lectores hispanohablantes, sin perder por ello la esencia de la historia.

En definitiva, un libro muy recomendable para descubrir y leer libros, prohibidos o no.