La danza de los estorninos

Beatriz Berrocal: La danza de los estorninos. Alzira: Algar Editorial, 2021, 155 páginas

Jan está a punto de cumplir la mayoría de edad, lo que puede significar abandonar el centro de acogida en el que vive para establecerse por su cuenta. A pesar de su juventud, su vida ha sido tremendamente dura que le ha dejado en un estado perenne de enfado contra el mundo. Es una persona difícil de tratar pero eso a él no le preocupa lo más mínimo porque su ira es precisamente su zona de confort, o lo será hasta que le obligan a salir de ella. 

Verdaderamente es un libro incómodo, sin happy ending, es de los que te dejan un rato un poco «tocado» mientras tratas de digerirlo. Cualquier lectura que te haga reflexionar no es una lectura perdida, por muy incómoda que pueda resultar. Entonces, si es tan incómoda, ¿por qué no abandonarla? Pues porque el personaje de Jan cautiva: sin apenas describirlo o dar detalles de su físico, el lector se forma rápidamente el perfil de este personaje, siente que lo conoce, que lo comprende y que incluso justifica su mal humor, su ácida ironía y su desdén hacia todo y todos.

Como casi todo lo incómodo, entre líneas se percibe su potente moraleja: es necesario hablar de lo que nos quema por dentro, sin dejar que se macere en nuestro interior; existe gente dispuesta a empatizar y a ayudar a los demás porque nadie está libre de caer, por un motivo u otro, en el abismo de la depresión, sin importar edad, género, orígenes o historia personal.

Para contrarrestar tanta incomodidad, el poder de la escritura que una vez más actúa como elemento liberador, curativo, sanador; como aliado indispensable a la hora de combatir miedos.

La danza de los estorninos resultó ganadora del VII Premio Avelino Hernández de Novela Juvenil.